Guillermo Castro Bravo: ¡Te lo dice un ferretero!
Lleva 25 de sus 66 años de vida al frente de la Ferretería y Mercería Antivero, tradicional negocio ubicado en la esquina de la Avenida Manso de Velasco y la comercial calle Rancagua. “Todavía vendemos al montoncito, al puñadito. Acá pesamos clavos todos los días”, señala este comerciante sanfernandino, mientras atiende a sus clientes que van en búsqueda de un simple tornillo o una moderna herramienta.
Don Guillermo. ¿Qué podría contarnos de su vida?
Soy sanfernandino de toda la vida. Nací y me eduqué en el glorioso Liceo Neandro Schilling, viviendo siempre en el campo, en la localidad de San José de Los lingues, zona a la cual le tengo mucho cariño.
¿Qué hizo después?
A los 19 años me fui a vivir Santiago y entré a trabajar al Hospital José Joaquín Aguirre de la Universidad de Chile, incorporándome en la Posta de Urgencia como recepcionista, cargo en el que estuve desde 1971 a 1974. Era una etapa muy difícil para el país, de marcadas divisiones, en la que experimenté una experiencia muy traumática durante el Golpe de Estado, donde me tocó ver a muchas personas heridas. Posteriormente, me incorporé al Banco de Chile donde estuve cinco años, época en la que estudié Comercio Exterior, algo que me sirvió mucho para mi desarrollo profesional.
¿Cómo nació su interés por el rubro ferretero?
Posteriormente trabajé en la importadora José Caín que importaba artículos de ferretería, regalos y menaje; llegando a ser gerente general hasta el año 1982 en que abrí mi propio negocio que se llamó “Importadora Mito Ltda”, que funcionó hasta 1994, fundando previamente en 1992, la Ferretería y Mercería Antivero y Compañía, que siempre se ha encontrado frente al rodoviario. Antiguamente ahí se ubicaba el restaurante “La Parrita”, que pertenecía a don Juan González y donde en aquellos años comían muy ricas patitas de vacuno.
¿Cómo es el negocio de la ferretería?
Lo primero que hicimos fue determinar a qué tipo de clientes nos enfocaríamos y en este caso nos fuimos al tema del detalle y las terminaciones, y no al rubro de construcción. Nosotros sí podemos competir con las grandes cadenas en la venta al detalle, ya que los productos bases de ellos son el acero, el fierro y el cemento que lo venden por toneladas; sin embargo, en la “cosa chica” ellos cobran más caro.
¿Qué nos puede decir de su actividad como dirigente gremial?
Soy Padrino del Club de Adulto Mayor “San José Obrero” de la localidad de San José de Los Lingues. Ahí hay un excelente grupo humano que ha hecho una gran labor, siempre acompañados por el municipio. Además, participo en la Junta de Vecinos “Las Parcelas” de San José de Los Lingues y en Roma soy el tesorero del Agua Potable Rural, encabezando también a los locatarios que pertenecemos al Programa de Fortalecimiento de Barrios Comerciales en la tradicional calle Rancagua.
Se están viendo cambios en la calle Rancagua, ¿cómo ha sido eso?
Junto a los locatarios se han hecho importantes adelantos como la reciente instalación de 40 cámaras de seguridad, que van desde Manso de Velasco hasta Quechereguas. Junto al municipio tenemos un excelente engranaje y en este minuto trabajamos en un proyecto de mejoramiento para la plazoleta que se encuentra en la esquina de Manso de Velasco y Rancagua. Para ello tenemos compradas las bancas, se va a instalar un bicicletero, un farolito y un tótem que les indique a las personas donde van llegando. A lo anterior, se suma un proyecto a futuro para el ensanchamiento y mejoramiento de las veredas en el barrio Rancagua.
¿Quiénes componen su familia?
Llevo 42 años casado con Berta Pérez Godoy, con quien tenemos tres hijos, un varón y dos mujeres. Tengo dos nietos y mis dos hijas están fuera de Chile, en Nueva Zelanda.
¿Cómo ve el San Fernando actual?
Se ha convertido en una comuna muy cosmopolita que no tiene nada que envidiar a otras grandes ciudades. A la gente le gustaría ver un progreso mayor, pero se equivoca. Ojalá que nos quedemos como estamos, personalmente no me importa que nos tilden de provincianos, acá la gente todavía se topa en la calle y puede conversar tranquilamente, todos nos conocemos y no nos podemos contar cuentos.
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Ferretería y Mercería Antivero
Manso de Velasco 986, esquina Rancagua.
Horarios:
Lunes a viernes: 09:00-13:00 horas y 15:00 -19:30 horas.
Sábado: 09:00-14:00 horas y de 15:30 -19:00 horas.
Domingo: 10:00 – 13:00 horas.